domingo, 28 de julio de 2013

'El Libro de la Imaginación' - Edmundo Valadés


La entrada de hoy es un libro que a su vez es una recopilación de fragmentos de otros libros... Más que un libro yo diría que es un collage (ensamble de elementos unificados en un todo). El nombre de la obra resultante es 'El Libro de la Imaginación' y el autor es Edmundo Valadés. A través de las páginas el lector descubrirá recortes de temas y contenidos muy variados.
Recorriendo del cielo al infierno, hablando de fantasmas y espejos, de sueños e insomnios; de magia, invenciones, brujas, brujos y embrujos Valadés nos deleita con esta fantástica recopilación que no dejará de divertirnos entre sus páginas y que, además, si nos ponemos listos y analizamos un poquito más allá de la superficie de los fragmentos, encontraremos que muchos de ellos contienen sabiduría para nuestra vida. Como muestra (gratis) de esto que les digo, aquí les dejo uno de los fragmentos que he encontrado más divertidos y significativos en este libro.

YO NUNCA INSULTÉ A LAS MESERAS

Tengo   por   norma   no   quejarme   jamás   en   un   restaurante, porque sé perfectamente que hay más de cuatro billones de soles en la  Vía  Láctea,   que   es   una   de   los   tantos   billones   de   galaxias. Muchos de esos soles son miles de veces mayores que el nuestro y son ejes de sistemas planetarios completos, que incluyen millones de satélites que se mueven a velocidad de millones de kilómetros por hora, siguiendo enormes órbitas elípticas. Nuestro propio sol y sus planetas, incluida la Tierra, están en el borde de esta rueda, en un   diminuto   rincón  del  universo.  Sin   embargo   ¿por  qué   tantos millones de soles en constante movimiento no acaban chocando unos   contra   otros?   La   respuesta   es   que   el   espacio   es   tan inconmensurable   que   si   redujéramos   los   soles   y   los   planetas proporcionalmente a las distancias entre ellos, cada sol, siendo del tamaño de  una  mota  de  polvo,   estaría   a  dos,   tres  o  cuatro mil kilómetros de su vecino más próximo.  Y ahora,   imagínese usted, estoy hablando de la Vía Láctea —nuestro pequeño rincón—, que es nuestra galaxia.  ¿Y cuántas galaxias hay? Billones de galaxias esparcidas   a  través  de  un millón de años-luz.  Con  la  ayuda  de nuestros precisos telescopios se pueden ver hasta cien millones de galaxias parecidas a la nuestra, y no son todas. Los científicos han llegado   con   sus   telescopios   hasta   donde   las   galaxias   parecen juntarse, y todavía quedan billones y billones por descubrir.
Cuando pienso en  todo esto,  creo que es  tonto molestarse con la mesera si trajo consomé en lugar de crema.

Harry Golden

¿Apoco no está genial?

Edmundo Valadés (1915-1994) originario de Guaymas, Sonora (México), resalta como cuentista, editor e intelectual. En vida (y yo diría que aún después) fue un feroz defensor y entusiasta impulsor del cuento como género literario, resaltando sobre todo el cuento hispanoamericano, y dentro de este al cuento mexicano; además es uno de los primeros promotores de la minificción (o microficción) en toda América Latina.

Si aún no les suena el nombre de Edmundo Valadés, seguramente lo ubicaran de inmediato cuando les mencione que él es el fundador (1964) y editor de la magnífica 'El Cuento, Revista de Imaginación', publicación especializada de narración corta en todas sus variantes, de todos el mundo y todas las épocas (igual que el libro de esta entrada).

En El Libro de la Imaginación encontramos recortes de escritores de todas las tallas, desde los más grandes y conocidos como Gabriel García Márques (próximamente en el Clan de los Logófagos), Julio Cortázar, Augusto Monterroso, Jorge Luis Borges, Juan José Arreola, y muchos más, pasando por el mismo Edmundo Valadés, hasta escritores no menos grandes pero sí menos conocidos que el ilustre lector descubrirá al dar vuelta a las páginas de este libro.

Estaba a punto de irme, pero como siempre nos gustan las muestras gratis, con permiso de Márquez y de Valadés (que ya había pedido permiso de Márquez), dejo otra pequeña muestra de lo que el ilustre lector encontrará en este libro. Este es un fragmento de la célebre novela 'Cien Años de Soledad'. Me gusta particularmente esta porque Valadés encontró que dentro de los límites adecuados se pueden recortar fragmentos de la novela que automáticamente se convierten en minificiones y estas a su vez pueden unirse para formar señoras novelas como esta de Márquez.
A ver si recuerdan esta parte de la novela...



LOS CUARTOS INFINITOS

Cuando estaba solo, José Arcadio Buendía se consolaba con el  sueño de  los cuartos  infinitos.  Soñaba que se  levantaba de  la cama,  abría  la puerta y pasaba a otro cuarto  igual,  con la misma cama de cabecera de hierro forjado, el mismo sillón de mimbre y el mismo  cuadrito  de   la  Virgen  de   los  Remedios   en   la   pared del fondo. De ese cuarto pasaba a otro exactamente igual, cuya puerta abría   para   pasar   a   otro   exactamente   igual,   y   luego   a   otro exactamente  igual,  hasta el   infinito.  Le gustaba irse de cuarto en cuarto,   como   en   una   galería   de   espejos   paralelos,   hasta   que Prudencio  Aguilar   le   tocaba   el   hombro.  Entonces   regresaba   de cuarto en cuarto,  despertando hacia atrás,   recorriendo el  camino inverso,   y   encontraba   a   Prudencio  Aguilar   en   el   cuarto   de   la realidad. Pero una noche, dos semanas después de que lo llevaron a la   cama,   Prudencio  Aguilar   le   tocó   el   hombro   en   un   cuarto intermedio,  y él  se quedó allí  para siempre,  creyendo que era el cuarto real.

Gabriel García Márquez: Cien años de soledad


http://www.lajunglademariano.com/images/el_libro_de_la_imaginacion.jpg
Portada del libro en la edición FCE.
El libro se puede encontrar editado por el Fondo de Cultura Económica a un precio bastante accesible, y los ilustres lectores que cuenten con credencial de estudiante vigente podrán acceder, además, a un descuento decente.
Por lo pronto pueden hojear el libro en la liga que les dejo a continuación. Está en formato PDF.


ELDLImaginación (PDF)



Creo que ahora sí, me despido del ilustre lector no sin antes dejar cordiales saludos.

Medardo M.

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